Escribe: Feizar Arévalo
Cualquier parecido con alguna realidad, es sencillamente una indeseada coincidencia.
Muchas veces y en casos del diario vivir, de qué nos sirve el título de “dotor” colgado en las orejas o un cartón en la pared con un título muy bonito, si cuando se requiere demostrar de qué estamos hechos, nos falta educación, decencia y testimonio de ética y valores.
Y es que si a este pequeño problema de personalidad, le sumamos el ego de un poco de poder: es entonces cuando ni la urbanidad de Carreño, ni los principios morales, éticos, sociales, ni las normas, ni la constitución con todos los derechos que declara, logran que algunos “reyezuelos” con ínfulas de tiranía, dejen de ver y tratar al pobre, al menor de edad, al subordinado, al campesino, al contradictor, al que intenta surgir, al que no quiere callar y al resto del mundo con mirada y escrúpulo de bacteriólogo. (Es decir creyendo que los demás son m…..)
Lastimosamente en este pequeño Macondo, donde perdemos la memoria constantemente, subyacen al parecer reductos “Chavistas” que no logran imponer la razón o el testimonio de sus vidas y tienen que acudir al grito, a la amenaza o a la presión solapada para alcanzar sus propósitos. Donde su palabra es verdad absoluta, así esté totalmente equivocada. Donde la educación, es una materia pendiente. Donde está vetado pensar y opinar. Donde el fin justifica los medios, no importando a veces que el pueblo tenga que soportar nuestra espuela en sus espaldas. Y ahí si, como dijo el camello: “hay mucho de-cierto” al parecer quienes conservan un poco de educación, son quienes no la predican. Los que aun encuentran en el pobre la humildad y los padecimientos de nuestro Cristo; los que ven en el niño la inocencia de la verdad; los que entienden en el subordinado una visión diferente, los que saben que en el trabajo honrado y sin pretensiones se encuentra felicidad; los que hallan en el contradictor la critica que nos hace falta para ser cada vez mejores; los que ven el que se supera un ejemplo a seguir y quienes respetan en quien no calla el derecho a expresar lo que ven, piensan y creen. Finalmente, recordemos:
“Mejor es adquirir sabiduría que oro precioso,
Y adquirir inteligencia vale más que la plata.”
Antes del quebrantamiento es la soberbia,
Y antes de la caída, la altivez de espíritu;
Mejor es humillar el espíritu con los humildes
Que repartir despojos con los soberbios”
Santa Biblia. Proverbios Cap. 6 Vs 16,18 y 19
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